La sombra del
vampiro, Nosferatu.
Por Yesenia Dávila Torres
La sombra del
vampiro, una película de Elías Merhige del año 2000 en la que sus protagonistas
son el director de cine Murnau, quien produce la película Nosferatu y Max Shreck (auténtico vampiro) el actor principal de su
producción. Murnau se había planteado generar una película sobre vampiros como
jamás se había visto antes hasta el punto de llegar a contratar a un vampiro
verdadero para que encarnara al siniestro personaje. Shreck no es el tipo de
vampiro convencional pues tiene personalidad introspectiva y muy alejada de la
sociedad, todas estas son características que fascinan al productor y no se
preocupa por realizar ningún cambio en él, lo único que busca es guardar esa extraña
imagen para la posteridad. Para conseguir los favores del sangriento personaje
dentro de su film, Murnau tuvo que realizar un cruel pacto; este tenía que
otorgar la sangre de la hermosa Greta, actriz dentro de Nosferatu, a Shreck quien a cambio iba a controlar cada uno de sus
impulsos y dar vida al tan ansiado personaje. Las grabaciones son en espacios
naturales, sin mayores efectos, oscuros tétricos; el pacto entre el productor y
su estrella sólo va a ser revelado en el momento adecuado.
En la última escena
de la grabación, el más ansiado momento para Shreck, Murnau tiene al tanto a
sus ayudantes de lo que va a suceder, pero Greta desconoce del trato y al darse
cuenta de que Shreck no cuenta con sombra se desespera a lo que el productor le
aplica heroína para calmarla y continuar con su labor, es ahí cuando se empieza
a revelar la fanática personalidad del director quien dirige en todo momento a
su sanguinario personaje y de quien después pierde el control pues asesina a
cada uno de los presentes pero éste parece no notarlo pues sigue dirigiéndose a
ellos como si no sucediera en la realidad, no para de girar la pequeña manivela
de su cámara a blanco y negro y aún cuando el vampiro se dirige a él en tono
amenazante este le recalca que si no aparece en una grabación no existe,
palabras que parecen llegar a Shreck quien muere tras ser expuesto a la
radiante luz solar, todo esto grabado por Murnau sin parar un instante pues se
encuentra perdido en el éxtasis que le produce su sublime obsesión, la cámara.
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