domingo, 9 de diciembre de 2012

As time goes by...


The Dead (Los muertos)
Dirigida por: John Huston
Año: 1987

La historia comienza con una celebración: la fiesta brindada en la casa de las señoritas Morkan. La fiesta se da, entre todos los invitados, con música, comida y mucha conversación. Recuerdos, de personas, de músicos, de viajes, entre otros, nos dejan ver la sensibilidad  y que a pesar de los años transcurridos, pueden sentir la misma carga de emociones con la que los vivieron mucho tiempo atrás.

De los personajes que resaltan más, uno de ellos es Gabriel Conroy, lo cual nos da una pista de que algo sucederá más adelante con él. La fiesta transcurre sin dejarnos nada de que preocuparnos o tomar nota, sin embargo, en medida que los asistentes van abandonando el lugar, uno de ellos toca una pieza en un viejo piano, Gretta, esposa de Gabriel escucha la melodía, posterior a esto, en el trayecto de regreso a casa, somos espectadores de una conversación en esta pareja. Gretta parece un poco consternada por algo, pero no se lo dice a Gabriel hasta llegar a casa.

Al llegar a casa, Gretta le confiesa a Gabriel la historia de un amor de su juventud, el cual fue recordado por la melodía en la casa de las señoritas Morkan, dicho amado sufría de una enfermedad y falleció cuando eran aún muy jóvenes. La película termina con el monologo/análisis de lo sucedido, narrado por Gabriel.

Para mí, un final abierto a varias interpretaciones. Admito que aquello que me impresionó más de este final fue el hecho de que  nos deja el sentimiento de vulnerabilidad del hombre, como y cuan vulnerable podemos ser ante cualquier acto, incluso, vivir de un recuerdo jamás olvidado, tan solo omitido; o de las propias envejecidas señoritas Morkan, que nos dan una idea de la finalidad del hombre. Cuan fina es la línea que separa al vivo del muerto, al sano del enfermo, y lo vacío que resulta amar a alguien por tantos años y ni siquiera sentir que, pasado tanto tiempo, podamos conocerlo(a).

Según las referencias a esta película, Huston la rodó en un estado de salud un tanto crítico, en silla de ruedas y con máscara de oxígeno.

“Estoy adaptando un cuento de Joyce que tenía pensado llevar al cine desde hace 30 años, pero con tantos filmes que he tenido que hacer para poder pagar a mis ex mujeres y médicos, hasta ahora no había sido posible”, dijo John Huston. 




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